Hoy me acerque a ver como le iba a la prole del Colirrojo tizón. El nido que encontré el otro día y en el que había cuatro pichoncitos recién nacidos, con dos o tres días de vida. Lo primero y lo más importante vigilar que no estuviesen los padres en el nido para que no se asustasen.
Nada más legar ya vi a uno de ellos entrar en el nido, con comida en el pico y escuché el griterío de los polluelos.
... llevan en el pico una especie de gusanos u orugas...
para extremar los cuidados estuve observándolos desde lejos durante un buen rato y controlando los tiempos. Tardaban entre ocho y diez minutos entre entrada y entrada al nido. Dentro de el, dándoles de comer se pasaban sobre treinta segundos y volvían a salir a toda velocidad. Así que esperé a que saliesen y me acerque al nido, yo solo necesitaba unos segundos para sacar unas fotos sin que me viesen y se asustasen. Y allí me encontré de nuevo con esta maravilla...
Uno mirando fijamente, con cara de aburrido y los otros dormitando. Ya les ha crecido el plumón negro que les cubre todo el cuerpo...
al escuchar el ruido que hacía yo al acercarme empezaron a abrir el pico
... esperando la comida...
... me quede muy quieto mientras sacaba las fotos. Después y al ver que lo que oían no era la madre se volvieron a acurrucar y a esperar...
... me fui sigilosamente de allí antes de que pasase el tiempo y volviesen los padres...
... y, de nuevo, a los siete minutos aparecieron con la comida...
... primero el padre y después la madre...
Es una pena que no pueda fotografiar el momento en el que les dan de comer, pero tendría que hacerlo desde un sitio en que el ruido de la cámara puede asustar a los padres y no merece la pena
tendré que conformarme con estas, y con un poco de suerte fotografiarlos cuando salgan del nido y le den de comer por los alrededores... si hay suerte y estoy por alli esos días
seguirá...
